Vista aérea de la fábrica Fiat Concord. |
Al comenzar la década del 50 del siglo pasado, la República Argentina se encuentra con una industria de bienes de consumo durables en franco desarrollo, atendiendo los requerimientos de un mercado que hasta ese entonces era abastecido tradicionalmente por la importación.
Es en ese momento que el país, superando estructuras y esquemas, se determina a movilizar integralmente sus recursos humanos y naturales para fundar sobre ellos una economía equilibrada, de base ineludiblemente tecnológica, promueve a tal efecto, el establecimiento de industrias productoras de bienes de capital, orientadas a satisfacer imperiosas necesidades de sectores claves de la economía, entre otras, la mecanización del agro, la producción de energía y la modernización y equipamiento de los transportes. Hoy, la Argentina se siente dueña de una capacidad de realización que ciertamente la enorgullece.
Cuenta con una industria pesada, con hombres y mujeres que han aprendido a dominar las ideas, los conceptos y el quehacer de la tecnología moderna. Moviliza capitales, genera nuevas fuentes de trabajo, produce bienes y mejora los niveles del bienestar general. En este acelerado proceso, Fiat-Concord ha sido un activo participante. Orientada hacia aquellos sectores de la economía del país más necesitados de inversiones, Fiat-Concord se empeñó en evaluar adecuadamente el interés nacional y en satisfacerlo.
Inicialmente se orientó hacia la producción de bienes de capital, destinados a la mecanización del agro. El campo argentino -nuestra primordial fuente de divisas- recibió así el impulso que el momento exigía. Después ante el grave déficit de energía eléctrica que se produce a fines de la década del 50, Fiat-Concord inicia la fabricación de grupos electrógenos para usinas de servicios, para la industria y el campo, contribuyendo de esa manera a acelerar el proceso de industrialización.
Un país extenso, con una infraestructura ferroviaria y transportes insuficiente, está condenado al estancamiento porque la integración geoeconómica solo puede llevarse a cabo si se cuenta con medios de comunicación eficientes que recorran su territorio íntegramente.
Era pues imperativo, encarar la modernización y equipamiento de los transportes. Fiat-Concord lo hace, comenzando por el punto más crítico: el material rodante ferroviario. El proceso siguió con los automóviles, los camiones y ómnibus, y los grandes motores diésel marinos que impulsan el desarrollo de la industria naval argentina.
Así nos encontramos hoy con una empresa moderna cuyo complejo industrial diversificado es baluarte de la tecnología argentina, y fundamentándola, hallamos una comunidad de trabajo, inspirada por una firme vocación de servir al país.
VELOCIDAD Y CONFORT SOBRE RIELES: MATERIAL RODANTE FERROVIARIO FIAT
El exigente pasajero argentino puede viajar hoy en confortables y modernísimos coches ferroviarios. Esos coches los hace Fiat Concord. Que también realiza toda la línea de elementos de tracción que requiere el transporte ferroviario argentino.
El establecimiento produce:
- Locomotoras diésel eléctricas, mecánicas e hidráulicas.
- Coches de pasajeros en general, incluyendo coches salón, dormitorios y comedores, con aire acondicionado.
- Coches motores diesel y eléctricos para líneas a nivel y subterráneas.
- Furgones y vagones varios.
Esta fábrica, por su amplia línea de producción, la magnitud de sus instalaciones y su alto nivel tecnológico, es única en América Latina. Y está a la altura de las más importantes de su tipo en el mundo.
Su producción constituye una contribución fundamental al equipamiento y modernización de material, exigido no sólo por los ferrocarriles argentinos sino también por los de otros países latinoamericanos.
Fuente: Folleto de la fábrica Fiat Concord.
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